Los Ministros de Interior de la Unión Europea se reunían en Bruselas y acordaban la acogida de 120.000 personas refugiadas. Así, los Estados miembros se repartían 120.000 asilados procedentes de Grecia e Italia que deberán acoger en el plazo de dos años. Este acuerdo recibió el voto contrario de Hungría, República Checa, Eslovaquia y Rumanía.
El ministro alemán de Interior advertía que las personas refugiadas deberán permanecer en el país asignado y no podrán elegir su residencia en la UE tras ser reubicadas en un país europeo.
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