
Día 30 de enero de 2014. Jueves.
Para alguien que sale de Córdoba la llana, estar en el altiplano es una vivencia única.
Hoy hemos vuelto a entrar a Sora Sora, el viaje es una paliza de 5 a 6 horas de coche de ida y otras tantas de vuelta… saliendo a las 4am para llegar a las 21 o 22h como pronto. Pero extrañamente: ¡compensa!
El paisaje hoy nos ha regalado una maravillosa vista del Sajama, regado por unos rayos de sol dorados que lo hacían aún más imponente. Es el pico más alto de Bolivia, con 6000 y pico de altura. Como es época de lluvias, el campo tiene un color intenso, limpio, con una gama de verdes desde verde limón a verde oliva. Tonos amarillos, naranjas, verdes y morados de la quinua se mezclan como en un cuadro de Monet con los rojos y azules de las montañas. Por los caminos embarrados vamos cruzando pueblitos de 5 o 6 casitas de adobe con techo de paja, y aparecen salpicadas iglesias de la época colonial que a pesar de estar abandonadas, hacen que parezca una postal.
Hemos tenido mucha suerte y la pacha mama nos ha bendecido… hemos visto un zorro, un surí (avestruz salvaje en medio de un cultivo de papas), la vicuña, esbelta y con tonos dorados, la alpaca, con su simpática cara aplastada, y la Wallata, que es un ánade típica de esta zona, además hemos visto el Lekeleke y la que creo que es una Bandurria (pero de estas no hay foto) y cómo no, llamas!Sólo nos faltó el puma…
Dicen los aymaras que la llama se llama así porque llegaron los colonizadores españoles y preguntaron: ¿Qué se llama ese animal? Y la población indígena que no entendía nada, contestaba: llama? Llama? Y así se quedó…