Día 4 de junio de 2014. Miércoles.
La verdad es que el viaje ayer se me hizo pesadito. La flota llegó una hora tarde (horario boliviano), se fregó no sé qué de la rueda y estuvimos un rato parados en medio de la nada, y llegamos a las diez y pico de la noche. por suerte un taxi-moto me llevó a un alojamiento que no estaba mal. Bien amables son por acá.
Acá ya no se dice "ahoringa" ni "todingo" como en Conce, pero tienen un acento muy parecido al cubano. Bien linda es su forma de hablar!! He visitado la iglesia, también con su fachada y columnas de madera de cedro, pintado con tintes naturales. Bonito. He visitado además unos cuantos centros de artesanía donde tenían blusas, mantelerías, bisutería de pura semilla. También hay café de la zona y dulce de leche artesano (ñam ñam!).
La lluvia me ha dado una tregua y me parece que de vivir en La Paz me he desacostumbrado al calor. AYYYYYY AYYY,
Sigo siendo la única turista, y eso que San Ignacio es bastante grande. La gente me saluda, y muchos me dan charla.
He ido a la represa, al mirador del Cristo y a la cueva de yeso, de donde sacaban en la época de los jesuitas cal, yeso y mica para adornar la iglesia.
Después fui a tomar un cafeesito donde el mercao, y lo que es la vida... conocí a Maritza, una boliviana casada con un español de... ¡Córdoba! Aunque vivían en Barcelona. Tienen un hijo choquito (esto es blanquiiiito). Me contó de su vida allá cuidando a una pareja de ancianos que quiere como a sus papás. Curioso.
A las 18h salí para San José. En la flota conocí a Don Alejandro, carpintero de profesión Una bella persona, atento con todo el mundo. Entre 1971 y 1975 fue exiliado político y vivió en la Argentina donde conoció a Perón y a Evita! Socialista de corazón, aunque nació en Sucre, acabó viviendo en San Ignacio donde ayudó a fundar varios barrios y luchó por unas condiciones sociales y de habitabilidad, como tener agua, luz, escuela y posta médica. Habamos del Ché, del hermano Evo, de la nación de Bolívar, de las dictaduras, de Obama (el negro-blanco, jejeje), me relató de la Guerra de las Malvinas, de que quiso ser militar pero luego aprendió que no. De lo duro que es tener que escapar de tu tierra y de cómo en Buenos Aires echaban octavillas y panfletos por debajo de las puertas para comunicarse sin ser descubiertos.
Toda una historia de vida.
En teoría de San Ignacio a San José eran 5 horas, pero tardé 7,5h y llegué a las 1.30h de la madrugada, un 50% más de tiempo, ya estaba desesperada! Hubo un momento que pensé que se habían olvidado de avisarme y que estaba rumbo a Santa Cruz! Por suerte al final llegué . Moto-taxi y a buscar el primer hostal que haya!!!!